Leí hace unos meses que habría nueva película de Disney para
el año 2014. Pensé en dibujos o, en su defecto, en niños. El título tampoco me
decía mucho, así que me dispuse a ver el tráiler sin mucho entusiasmo. El
resultado fue el que menos cabía imaginar. Descubrí “Al encuentro de Mr. Banks”;
y sí, me entusiasmé. La idea de contar la historia de Mary Poppins me pareció
una genialidad.
¿Qué niño no soñó con que la maravillosa institutriz fuese
la suya propia?
Pasaron los meses y yo seguía pensando en mi querida Mary.
Pero para mi desgracia, por unos motivos u otros, no la he disfrutado hasta
hace un par de días.
Sinopsis:
Durante catorce años, Walt Disney (Tom Hanks) intentó sin descanso que la escritora australiana P.L. Travers (Emma Thompson) le cediera los derechos cinematográficos de su primera y más popular novela, 'Mary Poppins', que finalmente fue llevada a la gran pantalla por Julie Andrews en 1964 .
Durante catorce años, Walt Disney (Tom Hanks) intentó sin descanso que la escritora australiana P.L. Travers (Emma Thompson) le cediera los derechos cinematográficos de su primera y más popular novela, 'Mary Poppins', que finalmente fue llevada a la gran pantalla por Julie Andrews en 1964 .
“Viento del este y niebla gris, anuncia que viene lo que ha
de venir. No me imagino lo que va a suceder, mas lo que pase ahora ya pasó otra
vez”. Qué acierto tan grande es empezar una película con una simple frase y una
melodía perfectamente equilibradas.
Me ha transportado a esa época en la que Hollywood era
considerada una “fábrica de sueños” y me ha hecho comprender que muchas veces
juzgo las películas únicamente por su cara externa. Parece que hoy en día todas
las películas tratan de lo mismo. Que si chica conoce a chico, que si te cuento
una historia en la que todo empieza fatal y en menos de dos horas de repente
todo es maravilloso, y así podría seguir todo el bendito día. Pero de pronto me
encuentro películas como esta, en la que a alguien (por fin) se le ocurre
hablar sobre la trastienda del cine. Y me tengo que callar. No hay mejor forma
de callarme que rebatiéndome con algo como esto.
Se divide en dos partes. Una, en la que el casi naufragio
del estreno de “Mary Poppins” es palpable. Y otra, mucho más tierna y dura,
sobre una niña a la que no le queda más remedio que crecer por diversos acontecimientos que tienen lugar en su vida.
Vale, no es una
película magnífica. Lo reconozco. Pero es sencilla, sin florituras. Cuenta una
historia con mucho encanto, y eso es lo que a mi me gusta. Ya basta de
melodramas y complicaciones. Muchos deberían tomar ejemplo del director
Hancock. Ya lo hizo con “The blind side”, y lo que consiguió fue mostrar a una
Sandra Bullock como no ha habido otra. Ni Gravity ni leches. Sutileza y brillantez,
¿es que acaso pido tanto? Puede que sí, puede que no. Yo seguiré soñando con la
idea de que algún día la industria cinematográfica deje de centrarse en lo
comercial.
Disney se caracteriza por sus películas para todos los públicos.
Pues bien, no creo que este sea el caso.
A mi parecer el 'para todos los públicos' se pasa bastante de largo. Pero que
cada uno saque su propia conclusión.
Eso sí, está inspirada en hechos reales. Me encantan los
hechos reales. Siento debilidad por este tipo de películas.
En cuanto a los actores, me he encontrado a una Emma
Thompson incisiva, hilarante, locuaz y, a veces, incluso tierna. Ella misma,
sin decir nada, relata el amor que se puede llegar a profesar por un padre, el sentimiento
de culpabilidad, el agradecimiento y la redención.
Me encantan esas películas donde vemos una evolución en el
personaje, y con la Sta. Travers el resultado es enternecedor.
Colin Farrel, padre de la pequeña niña, tampoco me ha dejado
indiferente.
Hanks, alias Walt Disney, es correcto. Bastante decepcionante.
Supongo que será porque siempre espero mucho del que, para mí, es uno de los
mejores actores de nuestro tiempo. Ese que hizo que Forrest Gump se convirtiera
en mi película favorita, que llorara tan frívolamente por primera vez, y que
riera como si fuera el último día de mi vida. Pero también tengo que decir que
al final, su personaje deja la extravagancia que muchos dicen que caracterizó a
Disney. Transforma toda esa fachada en una humanidad increíble, que tanto
caracteriza a Tom Hanks.
¡Ah! Se me olvidaba. La BSO, ¡chapó! Bendito Thomas
Newman.
En resúmen, si tengo que ser objetiva la tacharé de largometraje
correctamente comercial. Pero no lo soy. Así que la tacho de tierna, amena y
encantadora. Con una aparición bastante estelar de Thompson y una banda sonora
que quita el hipo. Muy recomendable para una tarde de manta y sofá.
Hasta pronto,
B.
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