sábado, 16 de abril de 2016

Pelirrojos y acentos británicos

Birdsong


Esta emocionante historia comienza en 1910, cuando el joven inglés Stephen Wraysford (Eddie Redmayne) viaja a Francia para estudiar el funcionamiento de la empresa textil de René Azaire. Allí conoce a Isabelle (Clémence Poésy), la mujer del dueño, con la que vive un inolvidable romance.

Hace ya unos años que le sigo la pista a Eddie Redmayne. Concretamente, desde que cayó en mis manos 'Mi semana con Marilyn'; película en la que Michelle Williams demuestra que no es solo la actriz secundaria de 'Dawson's Creek'. Fue entonces cuando empecé a sentir el fenómeno fan en mis propias carnes, no sólo por su belleza, sino por su delicadeza, su buen hacer, su versatilidad y su elegancia, llegándome a parecer la versión mejorada de un elegantísimo Cary Grant.

Por casualidad, o por obras del destino, me hablaron de esta miniserie y, sin saberlo, me encontré que estaba protagonizada por este maravilloso pelirrojo.

Lo que me he encontrado es una obra de arte muy sutil.
Me resulta estupenda la combinación de pasado, presente y futuro. No es la primera vez que disfruto de este tipo de combinación en la pequeña o en la gran pantalla, pero sí que es una de las primeras veces (al margen de Cinema Paradiso) en las que el binomio forwards-backwards llega a funcionar, a no resultarme chocante.

Ha sido fascinante ver la evolución de Stephen (Eddie Redmayne) a lo largo de los 2 capítulos; empezando como un joven tímido y enamorado, pasando por alguien con apariencia fría, para acabar como un hombre destrozado por la guerra, pero que aún conserva las ganas de vivir. La actuación de Redmayne resulta espléndida para el ojo del espectador, pero tampoco se quedan cortos los actores secundarios. Tanto un capitán Weir, aka Robb Stark (Richard Madden), como Firebrace (Joseph Mawle) [no en vano fue nominado al BAFTA a mejor actor secundario], y sin olvidarme de un estupendo Matthew Goode, en el papel del a veces despiadado y odiado capitán Gray. Los 3 actores generan momentos tiernos, duros, reales y llenos de sentimiento durante la producción. Resultan esenciales para el desarrollo de la trama y de la personalidad de Stephen.

No puedo dejar de mencionar otros personajes mucho más innecesarios en la trama como Tipper, cuyo actor puede que no genere nada apoteósico, pero si que ayuda a ver la humanidad del personaje encarnado por Redmayne, que a fin de cuentas, es el centro de toda la producción.


Sin embargo, las interpretaciones femeninas me han parecido insulsas y a veces, hasta algo prescindibles. Siempre por hablar de alguna manera, ya que sin Isabelle (Clémence Poésy) el desarrollo de la historia no tendría ningún sentido. Si tuviera que quedarme con una de los pocos personajes femeninos, sería con Lisette (la hijastra de Isabelle), cuyas apariciones son pocas y breves, pero maestras.

No todo son actores en esta producción. El vestuario, los espacios, las escenas de guerra, ... El director de fotografía utiliza los espacios y los claroscuros con mucha inteligencia, dando aún si cabe más credibilidad a la ambientación. En general, la puesta en escena es estupenda, muestra con bastante fidelidad la riqueza de los años anteriores a la I guerra mundial, alternando escenarios más grotescos y pobres, más propios del largo conflicto bélico europeo. Pero siempre bastante cercanos a la realidad.

Sin querer hacer ningún spoiler, hay una escena que debo mencionar. No dejen pasar por alto el momento previo a que el pelotón parta para luchar, ese en el que cada soldado escribe una carta a sus seres queridos. Ni aquel otro en el que Weir admite ante Stephen que nunca ha estado con una mujer. No son dos momentos clave, ni siquiera importantes en la trama principal, pero sí dos momentos contados con delicadeza y buen hacer. No los pasen por alto, de verdad.

No debo ensalzar solo las cosas buenas que tiene esta miniserie, ya que hay situaciones que resultan un tanto inverosímiles. Eso de que el personaje encarnado por Redmayne evada tantas veces a la muerte, creo que es un error. Podrían haberse ahorrado algunas de esas escenas, quedándose quizás con un par. Hay un momento previo a la batalla final, donde un Firebrace borracho resulta un tanto sobrecargado, demasiado sobreactuado, pero no puedo echar la culpa al actor, pues probablemente haya sido más bien cosa de la dirección.

Al margen de esto, merece que dediquen unas horas de su tiempo a disfrutar de esta inflavalorada historia de guerra y paz.



En resumen, creo que resulta una serie fácil de ver, interesante y bien ambientada. Está llena de detalles, que si el espectador reconoce, dan mucho valor a la dirección. Creo que no defrauda, y los primeros planos son certeros, dan siempre cierto suspense a la trama, con una más que destacada interpretación de Eddie Redmayne.

No puedo olvidar decir que, aunque el argumento principal sea el romance de ambos protagonistas, no es ni mucho menos lo más destacable. Así que, si no les gustan las historias de amor, no se preocupen, y no dejen de darle una oportunidad.

Eso sí, veánla en V.O. Si hace falta con subtítulos. No deben perderse los maravillosos acentos británicos que se oyen por doquier.


¡Ah, si! Y el final les resultará sorprendente.
Besos para ellos y para ellas,

B. 

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